En el Día Internacional de los Museos, te proponemos seis reflexiones a partir de otros tantos textos breves.

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Diagonals, Wenceslao Rambla, 1993-94 (detalle con tipografía superpuesta)

01. ¿Se ha convertido el museo en el espacio de intimidad del arte, en su ámbito doméstico y privado? ¿y es, por el contrario, la calle, la vida común, su espacio de socialización?

Tal vez los debates de hoy en día sobre lo que debe ocupar el espacio museístico denotan una forma distinta de solidaridad entre la democracia moderna y la existencia de un espacio específico: ya no la reunión de las masas en torno a la acción teatral, sino el espacio silencioso del museo en el que la soledad y la pasividad de los visitantes se encuentran con la soledad y la pasividad de las obras de arte. La situación del arte hoy en día podría constituir perfectamente una forma específica de una relación mucho más general entre la autonomía de los lugares reservados al arte y aparentemente todo lo contrario: la implicación del arte en la constitución de formas de la vida común».

Jacques Rancière (2002): Sobre políticas estéticas, trad. de M. Arranz, Prol. de Gerard Vilar, Barcelona, Universitat Autònoma de Barcelona, 2005, p. 20.

02. ¿Pertenece a la esencia del museo circunscribirlo todo, incluso su propia destrucción?

Incluso la obra de aquellos más refractarios y difíciles representantes de la ‘crítica institucional’, Marcel Broothers o Georges Brecht, por ejemplo, quienes combatieron sin desfallecer las instituciones del mundo del arte, especialmente el museo, son objeto hoy de veneración en los grandes museos de arte contemporáneo que les organizan ¡’heterospectivas’!».

Gerard Vilar (2010): Desartización. Paradojas del arte sin fin, Salamanca, Universidad de Salamanca, p. 168.

03.  ¿Es la nostalgia, la constatación del pasado irrecuperable, el valor popular de los museos?

La pasión por el arte, o, mejor, el espejismo, ha durado menos de un lustro. Y si algunos museos o galerías despiertan todavía la atención y la curiosidad de las masas, no son precisamente los dedicados al arte, sino, más bien, los que amontonan nostalgias alimentadas por el Midcult […]».

Simón Marchán Fiz, Ramón Rodríguez Llera, Las Vegas. Resplandor Pop y simulaciones posmodernas, 1905-2005, Madrid, Akal, 2006, p. 180.

04. ¿Mantienen los museos la capacidad de ofrecernos un momento privilegiado?

La imagen artísitica no oculta su condición ficticia, todo lo contrario, la pone en primer plano: salgo a la realidad de la calle cuando termina la película, cuando acaba el concierto, cuando abandono el museo o la sala de exposiciones, cuando termino la lectura de la novela o del poema… Todas esas son situaciones que interrumpen mi relación con lo real, aquella que permite mi subsistencia, obliga al trabajo, posiblemente a la disputa… La contemplación estética, la lectura, la audición musical son situaciones excepcionales en el decurso de la vida, la interrumpen, pero luego vuelve. Pero lo que vuelve, y yo mismo, puede ser mirado desde otros espacios, incluso puede ser mirado desde el no-espacio, desde la inseguridad».

Valeriano Bozal (1995): «Mirada y lenguaje», en José Luis Molinuevo ed., Arte y escritura, Salamanca, Universidad de Salamanca, 1997 (2ª ed.), p. 138.

05. ¿Distorsiona o reduce el museo ciertas capacidades del arte?

Creo que hay que devolver el arte a los artistas para que vuelva el arte ciudadano sin los intermediarios que lo parasitan. Si percibimos con el cerebro y no con los ojos la denominación de “visual” para las artes es incorrecta; si ampliamos de “el” arte a “las” artes estas tienen por delante el gran reto de generar experiencias poliestéticas para educar la sensibilidad contemporánea. En ese sentido serían recomendables menos inútiles exposiciones y más talleres de artista que, recreando, nos educaran, nos emanciparan de una vez por todas del espectador. Pero si, de todas formas, queremos seguir manteniendo la palabra yo diría que el papel del arte contemporáneo es hacer visible lo visible. Eso es arte ciudadano. Y para ello no hacen falta tantos medios y, desde luego, menos museos de arte contemporáneo vacíos». [En respuesta a la pregunta: Si pensamos que el cine define modos para relacionarse con la realidad, ¿qué papel juega el arte contemporáneo en un contexto de dominio visual como el nuestro?].

José Luis Molinuevo, en 5 preguntas con… José Luis Molinuevo recurso electrónico:
http://arcobloggers.com/2013/11/05/5-preguntas-con-jose-luis-molinuevo/

 06. ¿Son los museos artísticos marcos simbólicos del arte solamente?

Pero cuando falta ese marco o contexto, cuando los objetos ordinarios sólo cuentan por sí mismos, ¿qué función artística pueden cumplir? Antes de responder, quisiera dejar constancia de la ligereza con que ciertos artistas piensan que sólo por trasladar cualquier objeto al museo o sala de exposiciones, éste cumple una función artística, a la vez que gana un nuevo significado, es capaz de decirnos cosas que antes no nos decía. ¿Por qué un montón de trapos viejos expresa más sobre nuestra civilización cuando está en una sala de exposiciones que cuando está en el rincón de una calle? ¿Por qué hay que contar con las instituciones artísticas, objeto por otro lado de tan acerbas críticas por parte de los mismos artistas que recurren a ellas, para que un objeto pase a funcionar como arte y gane en significación? Y por cierto, ¿quién asegura que alguien es artista mientras no haya creado, construido obras de arte? ¿No será, como dice Heidegger, que es la obra la que hace al artista?».

 

José García Leal (2010): El conflicto del arte y de la estética, Granada, Universidad de Granada, p. 97.